El bloqueo continental fue la base principal de la política exterior de Napoleón en su lucha contra el Reino Unido. Consiste en un sistema económico y comercial impuesto por Francia por el cual se excluía a Gran Bretaña de todo intercambio mercantil con el resto de Europa, con el propósito de arruinarla financieramente. A Napoleón le faltaron los medios para poder derrotar a la Royal Navy. Sus planes de invasión fueron abortados por la batalla de Trafalgar en 1805, por lo cual la marina de guerra francesa había sufrido graves pérdidas y no estaba en condiciones de intentar un desembarco en las islas británicas.